Fue distinto. Por eso después de 20
años retirado de los escenarios ha seguido estando en boca de
todos los flamencos, porque creó un estilo propio con el que llegó a pugnar
estéticamente con Antonio Gades en los grandes teatros de toda Europa hasta los
años setenta. Pero Francisco Rodríguez
Salido, Curro Vélez, se cansó de dar vueltas por el mundo y
decidió recogerse con su esposa, Antonia del Pozo, en la calle Rodo, frente a su Triana natal. Allí montó el Tablao El Arenal en 1975
para defender el arte con el que pudo salir de la miseria. Y allí se ha apagado
esta madrugada, muy castigado ya por una larga enfermedad,
con 78 años.
El maestro del baile de
Sevilla que alternó con todas las grandes personalidades de su época, alumno de
Enrique el Cojo y compañero de Pilar López, líder de
una compañía en la que se forjaron casi todas la grandes figuras de hoy, ha
muerto. Recibirá sepultura mañana en el cementerio de San Fernando a las once
de la mañana, donde estará junto a sus amigos del baile trianero Rafael
el Negro y El Mimbre, en busca de sus dioses, Antonio el
Bailarín y Caracol, y sin una mala palabra de todas las generaciones de
flamencos con las que coincidió.
La Asociación Torre del Oro lleva varios meses llevando a
cabo los trámites para que se rotule con su nombre la calle Rodo, donde está su
histórico tablao. Pero él ya lo tendrá que ver desde donde quiera que esté.
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