La calle Arfe es el
pasillo que separa en Sevilla las dos Maestranzas. De un lado, el
teatro, la ópera, el templo de la alta cultura. Del otro, la plaza de toros, el
albero, las tardes de feria. Por muchos años una calle secundaria y de paso,
Arfe ha renacido como un lugar nocturno y gastronómico a escasos metros de la
catedral.
Una de las peculiaridades
de esta nueva Arfe es el Smoking Room Club Sevilla (Arfe, 13). El primer club de
fumadores de la ciudad recibe con toldos verdes y madera a sus distinguidos
socios. No hay que pagar cuota, pero sí que hay que ir acompañado de un socio
para poder entrar. No tienen alcohol ni sirven comida –no es un bar–, pero sí
cachimbas y un buen ambiente para amigos del tabaco.
La oferta gastronómica
también ha mejorado, y por ello las aceras de la calle están desde hace un
tiempo llenas de gente casi todas las noches. Para un buen tapeo El Colmaito de Cai , donde
habitualmente confluyen locales con foráneos, su oferta gastronómica es de
mercado y ofertan cocina tradicional como los huevos rotos con chistorras de
Constantina como gastronomía contemporánea recomiendan el Foie al aroma de Luis
Felipe y el Risotto con Boletus Salvajes y Vieiras (Arfe 24 y Francisco López
Bordas). Para los amantes de la ginebra, en escasos
metros tienen dos lugares que les gustarán. Moncloa (Arfe, 24 A 1), con un ambiente casi
de tiniebla y cierto romanticismo sirve gintonics, por ejemplo, con frutas del
bosque o aderezados con una reducción de mango. A su lado se encuentra Magallanes (Arfe, 24 A 2), que se describe como
un lugar donde sirven “International spirituous drinks”. Tiene cierto aire
moderno de los alrededores del Piccadilly londinense, y en su interior el color
de las botellas a contraluz es la mejor decoración para un ambiente sobrio y
elegante.
En la acera de enfrente
están los lugares donde reponer fuerzas. Casa Matías (Arfe, 11), con sus postigos verdes y
sus cristaleras mostrando el género, supone una opción para los más clásicos,
los que añoran un pasado de tiendas de ultramarinos y carretas pasando bajo el
cercano Arco del Postigo. Más allá, casi entrando en la calle Adriano, recibe
al visitante con sus luces El gallo negro (Arfe, 7). Promociones, copas y mucho
ambiente desde primeras horas de la noche. A pesar de que ha abierto sus
puertas hace dos meses, poco a poco se está convirtiendo en una de las
elecciones preferidas entre los que buscan tomarse algo en el Arenal.
Y para los que prefieran
quedarse en casa, no hay problema. Dos tiendas gourmet completan
el paseo. De un lado, El Bacalao (Arfe, 20), con chacinas de alta
calidad y el pescado que le da el nombre como producto estrella. Y al otro lado
de la calle,Abacería Arenal (Arfe, 13). En ella podemos encontrar
productos dignos de reyes: pularda trufada, muslos de pollos de corral al
horno, pimientos del piquillo rellenos de perdiz… También una selección de
bebidas de las que da miedo hasta coger la botella: Dom Pérignon, Moët &
Chandon, Luis Felipe, y la posibilidad de probar algunos de sus productos en
la barra, con uno de los vinos de la selección de su bodega.
Una zona nueva, resucitada
del olvido, en la que confluyen los aficionados a la ópera, los taurinos y los
jóvenes que buscan empezar su noche probando algo distinto.
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