martes, 1 de enero de 2013

VISITAS GUIADAS AL AYUNTAMIENTO DE SEVILLA

VISITAS GUIADAS AL AYUNTAMIENTO DE SEVILLA





A partir del próximo mes de enero, y una vez concluido su proceso de musealización, el Ayuntamiento de Sevilla abrirá al visitante una perspectiva más diáfana de la huella que entre sus muros han dejado 486 años de historia, desde el inicio de su construcción en 1527. Las visitas guiadas que se prevén organizar —con toda probabilidad en horario de tarde para no interferir con la actividad municipal— darán a conocer de forma didáctica el valioso legado que atesora un patrimonio vivo y en continua evolución.
El itinerario seguirá un orden cronológico y, durante el recorrido, cartelas explicativas, pantallas táctiles y audioguías aportarán toda la información de interés sobre las distintas estancias y las principales obras de arte. « El Ayuntamiento de Sevilla » , libro editado por el ICAS y que rubrica el profesor de la Hispalense Luis Méndez Rodríguez, profundiza, precisamente, en el conocimiento histórico del que se considera uno de los primeros edificios del plateresco español.
La visita comenzará en la planta baja, donde vestigios de la fábrica del XVI conviven con el resultado de la reforma practicada en el XIX y otra ulterior realizada con motivo de la Expo del 92 y, entre todo ello, un lienzo de grandes dimensiones que representa a un crucificado, de Juan Gui Romano, que estuvo en el Hogar Virgen de los Reyes y que llegó al Consistorio en la década de los 80.
Tras esta especie de preámbulo, el recorrido comienza formalmente en el siglo XVI con la sala Apeadero, de planta rectangular y que corre en paralelo a la fachada de la plaza de San Francisco. En ella, el escudo imperial de Carlos V y el de la ciudad con San Fernando flanqueado por San Isidoro y San Leandro se presentan ante la vista del espectador con inscripciones latinas alusivas a los prohombres que allí se reunían. El discurso continúa en la Sala Capitular Baja, el espacio simbólico más destacado, en el que sobresale la bóveda, con una profusa decoración y con treinta y seis casetones con relieves de monarcas reinantes entre el 866 y el siglo XVI. Motivos renancentistas, inscripciones sacadas de textos de Salustio o del Éxodo sobre la importancia de la justicia, así como alusiones a los orígenes míticos de la ciudad con Hércules y Julio César, integran, entre otras curiosidades, los frisos de los muros de esta sala, en la que cobran protagonismo las «Santa Justa y Rufina», de Juan de Espinal.
El Juzgado de Fieles Ejecutores será la siguiente dependencia, mucho más austera, a la que nos conducirá el itinerario antes de acceder a la planta superior y desembocar en el Salón San Fernando. En este último cabrían citarse un lienzo del monarca que da nombre a la estancia —atribuido, gracias a los trabajos efectuados, a Ignacio de Ríes y que codifica la imagen más conocida del rey a partir de su canonización— y un retrato de Carlos II, de Carreño de Miranda, procedente de la colección de los duques de Montpensier.
La Sala Capitular Alta, o sala de gobierno, se abrirá a continuación ante nuestros ojos con un rico artesonado de madera dorado y con pinturas de grandes dimensiones, entre las que destacan dos cuadros de Valdés Leal, procedentes del Convento de Santa Clara de Carmona —«La derrota de los sarracenos» y «La procesión de Santa Clara»— que, originariamente, conformaban un único lienzo.
Accediendo desde el vestíbulo a las dependencias del siglo XIX, el conocido como Corredor de la Prensa o galería superior da cobijo a una serie de pinturas de autores como Antonio María Esquivel y su retrato del general Espartero. Tras ello, el Salón Montpensier, antiguo comedor de gala, se abrirá al visitante con paredes decoradas con 51 cuadros de personajes relacionados con Sevilla, desde Doña María Coronel, al rey Pedro I o el mismo Murillo.
Seguidamente, el Salón Santo Tomás dará paso a una concepción diferente del espacio, con un vistoso artesonado procedente del colegio que da nombre a la estancia. Sin duda, una perfecta antesala al Salón Colón, o de los Borbones, así llamado por los cuadros que representan a los reyes de esta dinastía desde Felipe V hasta Don Juan Carlos I. De esta galería hay dos retratos de María de las Mercedes, uno de Cabral Bejarano y otro de José María Romero, que reproducen dos imágenes distintas de la reina: una más típica de la corte, la primera, y la otra más íntima. Muy curiosos resultan, a su vez, el lienzo de Gonzalo Bilbao que representa a Alfonso XIII con cuatro años con su madre, María Cristina, como regente del reino, así como un cuadro de Manuel Wissel de Guimbarda que presenta a Alfonso XII partiendo de un modelo, probablemente anterior, de Amadeo de Saboya.
La Galería de Rico Cejudo, con pinturas de distinta temática realizadas en Roma por el autor, pone el punto final a un itinerario que nos conducirá a la planta baja por la escalera imperial de esta Casa Consistorial que, aparte de su monumentalidad, sobresale por tres lienzos: el central, de grandes dimensiones, de Joaquín Domínguez Bécquer sobre la «Paz de Wad-Ras», y que se halla flanqueado por una Vista de Sevilla, de autor anónimo y que muestra con aire melancólico una ciudad venida a menos en el siglo XVIII, y por otro lienzo, también anónimo, alusivo al curso del Guadalquivir desde Sevilla hasta su desembocadura



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