lunes, 20 de mayo de 2013

¿Cuál es el origen de la ‘Feria de Abril de Sevilla’?


Año tras año al llegar el mes de abril Sevilla se convierte en el centro neurálgico de toda Andalucía poniendo en marcha su ‘Feria de Abril’, unos días de fiesta y jolgorio que los hispalenses (y todo aquel que se acerca hasta el ‘Real de la Feria’) disfrutan  a lo largo de casi una semana de baile, cante, unas buenas tapas acompañadas de fino, cañas o rebujitos y, sobre todo, unas ganas tremendas de pasárselo bien.
Pero así como en la actualidad es una fiesta lúdico-festiva, la Feria de Abril nació como una feria ganadera ideada en 1846 por dos emprendedores e importantes hombres de negocio que habían llegado hasta Sevilla unos años antes y cuya integración en la vida social, empresarial y política de la capital hispalense fue tal que participaron activamente como regidores del propio ayuntamiento y uno de ellos llegó a ser incluso alcalde de la ciudad.
Los ideólogos e impulsores de la Feria de Abril de Sevilla fueron José Mª de Ybarra, originario de Bilbao, y Narciso Bonaplata, natural de Barcelona, quienes propusieron crear tres días anuales de feria ganadera en el mes de abril, aprovechando la llegada del buen tiempo  que acompañaba a la recién estrenada primavera.
La propuesta fue acogida con agrado por todos los miembros del consistorio y presentada a la reina Isabel II, quien dio el visto bueno para que entre el 19 y 21 de abril de 1847 se celebrase la primeraferia ganadera de Sevilla capital.
Sobra decir que ésta fue un rotundo éxito, reuniendo a un gran número de asistentes en el Prado de San Sebastián, ubicación que se le dio a la feria y donde permaneció hasta el año 1973 en el que se trasladó hasta el mencionado Real de la Feria del barrio de Los Remedios.
Los primeros años de feria era exclusivamente ganadera, pero pronto se dejaron ver otro tipo de feriantes que asistían allí para ofrecer servicios de comida, bebida y algo de distracción. Algo que poco a poco (y gracias a la idiosincrasia de los asistentes)  fue cogiendo cada vez mayor presencia, hasta ir quedando sin apenas representación la ganadería y convirtiéndose en una fiesta de celebración popular.
Cabe destacar que sus artífices, el catalán Narciso Bonaplata y el vasco José Mª de Ybarra se opusieron en un principio a que la Feria de Abril, por la que tanto habían luchado y apostado, dejase de ser un mercado comercial en el que su objetivo era realizar negocios ganaderos, pero tras varias décadas de funcionamiento apoyaron el nuevo espíritu dado a la misma por los sevillanos.

Durante esos seis días Sevilla celebrará su Feria de Abril, que ya pregonaron viajeros románticos y pintores costumbristas en libros y cuadros que hoy atesoran bibliotecas y museos. Si la Semana Santa en Sevilla es la gran celebración del barroco, la Feria de Abril es la pasarela de las apariencias, de los engalanados coches de caballos, los recién estrenados trajes de flamenca, las chacinas y el vino fino. Sobre el albero del real de la feria hace semanas que los operarios instalaron cientos decasetas, de bombillas y farolillos que subrayan un año más que Sevilla es el epicentro de la diversión, el baile y el cante, el reencuentro con la familia y los amigos y una contagiosa alegría que se prolonga hasta bien entrada la madrugada.

Portada de Feria

La Portada de la Feria, que es el símbolo más visible de la celebración hispalense, este año vuelve a ser obra de Manuel Jesús Jiménez Varo y Miguel Ángel Pérez Cabo. Está inspirada en la plaza de España de Sevilla, conmemora el 75 aniversario de la Fundación ONCE y hace un guiño a la Hermandad del Rocío de Triana, que cumple su segundo centenario este año.
La plaza de España de Sevilla ya inspiró las portadas de la feria los años 1969, 1971 y 1983. Un momento mágico será cuando se proceda al alumbrao y se enciendan las veinte mil bombillas que iluminan la gran puerta de entrada al real. Será el pistoletazo de salida a una semana de animación y fiesta, en la que a pesar de que buena parte de las casetas son privadas –como casas particulares donde los vecinos invitan a sus más allegados– nadie es un extraño y aumentan cada edición aquellas casetas donde la entrada es libre y abierta.

Las mañanas y las tardes

La Feria de Abril comienza a mediodía y cierra de madrugada. Es costumbre entre los sevillanos pasear por el barrio de los Remedios antes de entrar en el real, de cruzar con parsimonia los puentes que unen la ciudad y Triana y buscar en los bares, tabernas y tascas de sus calles y avenidas el primer calor del día.
Sevilla es ciudad a la que piropear. Lo saben bien los caminantes que recorren el paseo de Colón, otean el río Guadalquivir que parece un mar quieto y llegan hasta la Torre del Oro, recordando los tiempos en que la urbe fue capital hispanomusulmana.
Habrá toros en la Maestranza y los museos abrirán sus puertas para mostrar a quien lo desee los secretos que esconde el barroco que aquí tuvo su principal escuela. Serán días en los que recorrer las callejas antiguas de los barrios viejos, de otear lo que esconden los patios frescos de las grandes casas y sentarse a la sombra de la Giralda antes de pasar por Puerta de Jerez y San Telmocamino de la feria.

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