jueves, 16 de mayo de 2013

Las curiosidades de la Batalla


En total la Batalla se extendió por casi 25 kilómetros, desde la Puebla a Durana y duró unas 12horas.
Para premiar a los participantes del enfrentamiento, el 21 de junio de 1815 se creó, por orden de Fernando VII, una condecoración con la inscripción IRURAC-BAT («Tres en Uno», en euskera y en referencia a las tres provincias vascas), y en el reverso: «Recompensa de la batalla de Vitoria»).
Existen 38 regimientos ingleses que llevan en sus banderas el nombre de VITORIA en recuerdo de la Batalla.
Varias mujeres lucharon en la batalla de Vitoria. El general Morillo le extendió a Agustina de Aragón un certificado de que había luchado bajo su mando en Vitoria. La guerrillera y bandolera vizcaína Martina Ibaibarriaga luchó en la división de Iberia, la fuerza guerrillera de Francisco de Longa. Si bien algunos historiadores discrepan sobre la verdadera presencia de ambas mujeres en la batalla.
Aunque José Bonaparte ha pasado a la historia como “Pepe Botella”, en realidad era abstemio.
La dimensión europea de las campañas napoleónicas propició numerosas “guerras civiles”. En Vitoria hubo tres: alemanes “pro-napoleónicos” contra alemanes “pro-británicos” (en la localidad de Lermanda); franceses “revolucionarios” contra franceses “realistas” (en el pueblo de Margarita); y españoles “patriotas” contra “josefinos” (en Durana).
Un vecino de Trespuentes, llamado José Ortiz de Zárate, se presentó ante Wellington para comunicarle que el puente de su pueblo no tenía vigilancia. El duque se apresuró a enviar allí tropas que cruzaron el puente y tomaron el cerro de Iruña. José Ortiz de Zárate moriría allí a consecuencia de un disparo aislado.
El monumento a la Batalla de Vitoria es obra de Gonzalo Borrás y fue inaugurado en 1917.
El cañón “Dragón”: fue creado en 1790 en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla. Según algunas crónicas, al día siguiente de la Batalla, unos jóvenes vitorianos del hospicio encontraron el “Dragón” abandonado en las cercanías de la ciudad y lo llevaron hasta Vitoria. En agradecimiento, se grabó en el cañón el escudo de la ciudad y la siguiente inscripción: “soy el terrible Dragón, a quien libraron con gloria los jóvenes de Vitoria del poder de Napoleón”.
Según el Libro de Bautismos de Berrosteguieta de 1813, mientras los franceses intentaban subir 5 cañones al monte Zaldiaran “fueron guiados por un paisano falaz, que siniestramente, por el camino de Ezquibel, que aunque al principio parece ancho, finaliza en una emboscada”. Al parecer, “el paisano huyó secretamente cuando los contempló en el atolladero y precipicio”.

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