martes, 28 de mayo de 2013

Guía de calles raras

Una de las muchas curiosidades que tiene la Semana Santa de Sevilla es que nos hace pasar por calles que sólo recorremos en estos días. Calles olvidadas, que si no fuera por las cofradías que colapsan esquinas, jamás se nos ocurriría pisar. El alcalde Zoido y el concejal de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, se apuntarían un tanto si editaran publicaciones del Cecop, dando consejos a los ciudadanos para moverse en las bullas de Semana Santa, con permiso de la autoridad y si la lluvia no lo impide, los pocos días que hay pasos en las calles. Entre ellas, la Guía de Calles Raras y de Uso Infrecuente podría ser de las más destacables. A muchos nos interesa más que no se conozcan, pero no hay que ser egoístas. 

Es curioso que el centro más céntrico de Sevilla tenga algunas calles por las que no pasa nadie en condiciones normales. Un ejemplo es Vargas Campos, que más céntrica no puede ser la pobre calle, pues está junto a Sierpes y la Campana. Pero no es como sus vecinas Rivero o Cerrajería, sino que mucha gente cree que Vargas Campos ni siquiera tiene salida, hasta que la descubren. Por supuesto, en Semana Santa. 

Podría citar múltiples ejemplos, como el de Goyeneta, o las Siete Revueltas, calles enrevesadas, como Rositas y otras así, casi de la Sevilla oculta para la inmensa mayoría, excepto sus vecinos. Calles por las que nunca pasará una cofradía, y que están en el casco antiguo más céntrico de Sevilla, pero también en sus barrios tradicionales. Calles que parecen abiertas sólo para facilitar los tránsitos, cuando las bullas se ponen insoportables. Calles que se ganan su prestigio durante unos días. 

¿Han pensado los señores del Cecop en lo mucho que le deben a estas calles raras? Facilitan su labor hasta unos límites insospechados. Gracias a que los paseantes con cierta experiencia las conocen, se ahorran que varios miles de personas más pasen por las bullas de Cuna, del Salvador, de Francos, de la Alfalfa, de los cruces de Sierpes y de esos lugares donde se reúnen todos a las mismas horas. Mientras que los expertos en calles raras (muchas de las cuales ni se me ocurre mencionar) se buscan sus atajos en Semana Santa. 

Y es que Sevilla es así. Una ciudad rara, llena de pasajes y recovecos, pero donde nada está por azar (ni por azahares, que es otro pasaje), trazada desde muchos siglos antes de que existieran los planes del Cecop para que se pueda callejear en plenitud durante una semana del año.

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