viernes, 17 de agosto de 2012

EXITO TRAS EXITO

Como contaba en Temporada 1996 - 1997 , muchas fueron las peripecias que tuve que hacer para mantener el colmaito de cai abierto en la temporada de verano.
Bromas a parte fueron varios los factores que propiciaron la idea de abrir en Verano de tapas.
Pero tan sólo una persona fue la que tuvo la iniciativa , Paquita.
Yo realmente desarrollé la idea, la puse en práctica, pero mi madre tuvo la inteligencia emocional suficiente para convencerme. Y vaya si merecio la pena.
Pese a todas las trabas que nos pusieron a partir de entonces nuestros adorables vecinos mas conocidos ya en este blog como grupotoavía.
Pa comerselo pero a bocaos.
Lobos con piel de cordero.
Esta decisión fue de hecho fueron el detonante de una tensa situación empresarial con los vecinos que se mantiene hasta la actualidad.
Como ejemplos , nosotros yacíamos hacinados en el callejón de la calle Nazareno.
Solamente visibles por las mesas regaladas por sprite que adornaban este maravilloso y único callejón del centro de Sevilla.
Estas mesas tan cutres se llenaban y rellenaban a diario de clientes ansiosos de comer auténtica comida casera en un bar familiar.
Con estas premisas de búsqueda cumplíamos todos los requisitos y sin internet.
Todo un éxito.
Las primeras medidas que tomaron el grupo toavía fueron la de colocar sombrillas para impedir que se viera el colmaito, que aún lo practican en la actualidad.
Que ya estaba de por sí tan escondido que a duras penas se divisaba desde la calle Arfe.
Pero hicieron algo que no debieron de hacer provocar al adversario y no medir ni sus fuerzas ni debilidades.
A lo bruto se dice , para anularlos los encerramos.
Práctica que ya habían ejercido anteriormente cuando estaban  otros propietarios en el lugar de el colmaito de cai.
Como por ejemplo con los Gitanos ex-propietarios de el colmaito de cai
Y como también hicieron con Jose María La Tata su hijo pequeño Alejandro y Jose Manue su socio.
Pero La Tata los entendió bien, se ponían a cocinar una Paella en la calle a la vista de todo el mundo, y al venir del gremio de la pescadería y tener el mejor frito del barrio, que se dedicaban a vocear como si de una cuartelá del merca se tratara, ya está aquí el pescaito de los ojos azules, cosechando éxito con sus múltiples e ingeniosas frases.
Con estos últimos dieron con un hueso dificil de roer.
El caso es que subestimaron la situación.
Yo puse mi cabeza manos a la obra y dije que hago para que me vean.
Pedí permiso al dueño del bar de al lado por aquel entonces H para colocar un cartel en su puerta para ser visible,  y me dio su aprobado para el mediodia y para la noche para las copas.
Porque yo era de pedir permiso antes de poner algo en un sitio que es de otro vecino, eso se llama educación.
El H gerenciado por mi vecino Reynaldo oriundo de latinoamerica, y curtido en mil batallas, me veía como un aliado con el que contar , de hecho cada vez que necesitaba algo de cervezas, refrescos, botellas me las pedía sino él su mujer.
Ahora que lo pienso cartel mas cutre no podía haber.
Pero mi encanto, simpatía y que hablo varios idiomas hicieron el resto para llevarme a los clientes de calle y acrecentar el odio.
El H se fue con la movida y vinieron los del P13 con su nueva cultura gastronómica , en realidad fue la primera gastrotaberna fusión de Sevilla, pero la ciudad no estaba aún preparado para este tipo de oferta culinaria, hoy en día tan de moda que están los bares de platos pequeños y precios grandes, que dejan barato hasta a las barras de las marísquerías más famosas como son La Isla, Periqui, Emilio, seguro hubieran triunfado con su opción minimalista, fueron demasiado contemporáneos para esta urbe.
Ellos aceptaron igualmente el cartel que defendía mi vehículo de ganarme la vida.
O es que quizás yo no tenía derecho?
Carlota la dueña y Freddy su marido me veían con muy buenos ojos , y como entendían la situación de localización en desventaja en la que me encontraba, me aceptaban hasta que pusiera las mesas en su fachada, ya que ellos ocupaban toda la calle Francisco Lopez Bordas y no daban a vasto para más.
Eran unas personas justas entendían que ellos pese a tener su permiso de veladores como los colocaban no en el lugar autorizado sino en donde era más comercial para la defensa de su negocio, era lógico aceptar que el vecino hiciera lo mismo.
Es decir pensaban de la forma que cuando sale el sol sale para todo el mundo.
Los grupotavía también lo decían pero de boca para adentro.
Detrás llegó la del Barco con los que tuvimos roces.
El grupotoavía había intentado malmeter con los dos anteriores pero no habían entrado al trapo.
Pero los del barco se dejaron sugestionar con la excusa de el cartel y entraron al trapo, provocaron el enfrentamiento y generaron situaciones tensas.
Y los otros sin mover un dedo veían como el trabajo sucio lo hacía otro.
A eso se le llama inteligencia maligna.
Al final se cansaron sicologicamente y entre eso y que no andaban muy bien me traspasaron el negocio.
Fue el golpe más duro para mis contrincantes.
Nunca entendieron que mi perfil de fajador me podría sacar adelante.
Eso y la justicia divina que al final pone a cada uno en su sitio.
Y es que las cosas pasan porque tienen que pasar.
Pero también porque hay una fuerza superior con la que nadie puede.
Y si no, porqué si se llevaban también con el grupotoavía no se lo traspasaron a ellos?
Si yo era tan malvado y me he comportado deshonrosamente con ellos, porque me eligieron a mÍ?
Finalmente se dieron cuenta de que les habían tendido una trampa, pero ya era tarde para dar marcha atrás.
Ahora ya sin excusas de que el cartel estaba en mi nuevo colmaito de cai, empezaron a hurdir otra estrategia para desacreditarme.
Esta era que estafaba a los clientes, y empezaron una campaña por todo el barrio.
Como yo tengo siempre mi conciencia muy tranquila, seguí la estela de que por este oido me entra y por el otro me sale, y pagarle con la dura vara de la indiferencia.
Pero no era la acertada , este tipo de competencia se ataca desde otra perspectiva.
Y como en el barrio nos conocemos todos y sabemos de que pie cojea cada uno, la gente se dedicaba a oirlos simplemente.
No entienden que se encontraron con la horma de su zapato.
Que además la providencia me ayudaba, y era una baza a mi favor.
La situación se tensó tanto que ubicamos cada uno los veladores en el lugar autorizado.
El tiempo le demostró que eso sólo les perjudicaba.
Al final tuvieron que reunirse conmigo para renegociar.
Les puse las cartas encima de la mesa.
Y durante un tiempo funcionó.
Pero el colmaito de cai seguía lleno hasta la bandera, y como lo malo se olvida pronto, volvieron a sus andadas.
Desistí entonces de tan envidiosa actitud y no me dirigí más a ellos.
Nuestras últimas palabras fueron un poco duras, pero las resumiré.
Desde el agüita para aquí es tuyo y desde el agüita para allá mío.
Continuará.

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