martes, 4 de septiembre de 2012

APOLO Y BACO

Esta sí es una asociacion sin ánimo de lucro.
Se dedica a difundir la gastronomía, los vinos, la lectura y la música desde la humildad y la humanidad.
Acceder a ser miembro es gratuito, simplemente pinchar en su web.
Son sus socios personas normales que no tienen pajaritos en la cabeza.
No se dejan manipular por nadie pese a que cuentan con una fuerza de asociados de más de 1000.
Pero eso sí apoyan a todo el que se lo pide y son justos en sus actos.
El caso es que cada vez que se hace una presentación en Sevilla de un vino o un destilado son los primeros que acuden a la cita.
Están pero no se notan que están, y animan y llenan todos los eventos.
Pese a eso no se les tiene en reconocimiento.
Da la impresión de que encima les hacen un favor, cuando son cuanto menos un grupo influyente por la cantidad de miembros que tienen.
Recuerdo al muchos eventos importantísimos en Sevilla en los que su asistencia fue fundamental para que la Bodega y Destilaría organizadora entendieran que Sevilla es una plaza con la que se puede contar a la hora de organizar un evento de transcedencia y magnitud mediática importante.
Una fue la presentación en Abades de la Bodega de Ribera del Duero Pesquera.
Era Junio una cata dirigida de sus vinos , un escenario de lujo y no más de 30 personas, de las cuales más de 20 eran de Apolo y Baco.
Dónde estaban los sumilleres de Sevilla?
No fue un fracaso porque el responsable de Bodega que dirigió la cata no entendía de que casi todos los allí presentes eran miembros de una sóla asociación, entendía de que el espacio estaba lleno.
Otros podrían pensar en que de gorra va cualquiera, pues aquí hay un caso de la excepción que confirma la regla.
Porque  asistentes excepto los de Apolo y Baco no había en la cata.
Casualidad no creo , porque ahí va otro ejemplo más.
Presentación en Club  Antares de la colección más Exclusiva de Glenrothes con Chocolates Guineanos pureza 70 % de cacao.
Asistentes Javier Compás propietario de una vinoteca , más de 20 asociados de Apolo y Baco y un servidor sumiller.
El salón repleto, cuando Javier y yo nos miramos , y como nos conociamos todos porque todos somos socios de Apolo y Baco, se nos caia la cara de vergüenza.
Comentamos entre bambalinas que era una cata dirigida para público muy especializado que debía de tener nociones de cata por encima de la media, y la mayoría de los allí presentes eramos amantes de los buenos vinos, pero no pocos sabíamos los tesoros que teníamos entre manos. 
El caso es que no sólo apoyan todos los eventos porque les gusta las exquisiteces y el sibaritismo, sino que además organizan certámenes y concursos para promover la cultura de la gastronomía, el vino , la lectura y la música.
Desarrollan un papel vital en este sentido porque realmente premian al que demuestra una trayectoria en cualquiera de sus facetas.
Valoran el que se ha esforzado en cualquiera de las áreas anteriormente mencionadas a lo largo de años independientemente de si han obtenido el reconocimiento social merecido.
No les importa que tengan un nombre en Sevilla, valoran aún más que se hayan mantenido en el tiempo y que demuestren una trayectoria.
Para ellos a la hora de galardonar a una persona sopesan que mantenerse es tan importante como que un negocio se ponga de moda.
No porque sea el negocio de moda del año en Sevilla te seleccionan, buscan que el negocio tenga un alma, una personalidad, y que detrás de todo haya humanidad.
Al menos dentro de esos parámetros entra el colmaito de cai, que desde el centro de Sevilla, aporta cada día su granito de arena en el océano de la hostelería sevillana.
Y desde aquí le mando mis agradecimientos a todos y cada uno de los que en su día galardonaron al negocio que regento con el premio anual de gastronomía de Apolo y Baco.
Personas que saben comer, beber, leer y escuchar






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