lunes, 24 de septiembre de 2012

VINS DE TALLER

VINS DE TALLER

Andaba yo en Figueras visitando el Museo de Dalí, que por cierto no me sorprendió en absoluto, y como cada vez que salgo aprovecho bien el viaje, caí en la cuenta que unos amigos que conocí en uno de esos certámenes a los que me presento, tenían unas Bodegas situadas en la zona, en concreto en Siurana démpordá, y les telefoneé y allí que fui.
Para el aficionado que le guste el vino probablemente encontrará en esta Bodega unas notas bien distintas a las que está acostumbrado a catar.
Máxime en un mundo en el que estandarizan los aromas , en el que todos los tintos y blancos monovarietales huelen igual y nos aburren con sus matices.
Los viñedos en pleno Septiembre en esta parte de la cordillera del alto Penedes estaban radiantes de actividad y visualmente esplendorosos.
Los vinos vendimiados en la estación anterior estaban naturalmente descansando en la madera, y después de un año despertaban sus primarios en su totalidad.
Tres tipos de vinos,  tintos con barrica, blancos con barricas y blanco licorosos desplegaban los perfumes  de la variedad en su máxima expresión.
Estaban en las inmediaciones de la sala de barricas, la sal de catas donde allí insitu catamos lo más grande, es decir, todos los vinos en su variedad, aún sin coupage.
Una Merlot extraordinariamente afinada en la que se podía diferenciar claramente las notas a polen de violetas, y con una suavidad y un toque aterciopelado y sedoso en boca único.
La Malbecq me traslado por unos momentos a los viñedos de Mendoza, para los neófitos en regiones vinícolas, Mendoza se encuentra en Argentina y es la tierra de la Malbec, como la palomino en Jérez.
Una Malbec bien equilibrada con notas minerales despuntando los aromas ferrosos y rocosos.
La Cabernet muy afrancesada será por eso que al estar en el Pirineo Catalán , no el francés, conservando las notas a pimiento verdad de su homóloga francófona.
En blancas sólo vinifican la Cortesse, por eso de que la dueña es de la Toscana, con la que producen, un blanco joven del año, uno fermentado en barrica y otro naturalmente dulce.
Una maravilla de uva que alberga tanta potencia que ella sóla y sin ninguna ayuda fabrica tres tipologías de vinos con aromas muy diferenciados en cada uno de ellos.
El que más me impresionó el dulce Leo con toques a vaina de vainilla y caramelo solano.
Tanto la familia como los empleados se dedican a estas labores vinícolas desde tiempos inmemoriales y tiene controlado todas y cada unas de las fases de la producción.
Se diría que podrían hacer vinos con los ojos cerrados.
Pero tengo que decir que a mí se me abrieron los ojos con estos caldos al comprender que se descubren hoy en día en el rincón más recóndito de nuestra piel de toro lugares donde trabajan hasta conseguir elaborar las esencias de los productos.
Así que amigos míos y fieles seguidores os animo a que todo aquel que pueda los beba, sentirán una magia que les envolverá por todo su alma.

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